lunes, 7 de diciembre de 2015

Al encuentro de los Incas

Después de visitar el lago Titikaka continuamos viaje hacia una de las partes más esperadas del viaje y más famosas de sudamerica: Machu Picchu y el valle sagrado de los incas.
Nuestro primer encuentro con una construcción Inca fue en el templo de Viracocha en Raqchi, un pueblito muy mono en torno a las ruinas de lo que fue una inmensa construcción al estilo inca: piedras talladas a la perfección para que encajaran unas con otras sin necesidad de cemento ni masa. Del templo ya no quedaba mucho, pero lo bonito del pueblo era ver como mantenían en activo todavía la estructura de terrazas de cultivo típicas incas y el sistema de regadío.


En la parte central del antiguo templo se ven las piedras colocadas perfectamente, aunque no fue la mas impresionante de las ruinas que vimos.


En realidad da igual donde nos pongas, siempre encontraremos la manera de hacer el idiota en cualquier parte del mundo.

El antiguo temple estaba rodeado de campos de cultivo en activo (y vacas dentro del reciento), y aqui como en todos los Andes, las mujeres llevan todo a la espalda con la tela típica. 


Las terrazas de cultivo incas tenían unas escaleras incoporadas en el muro de contención que nos pareció perfecto para hacer foto tipo anuncio de ropa.

De Raqchi continuamos por el valle sagrado, que bien merece su nombre, porque viniendo de la zona de puna (tipo de vegetación herbácea) que se da en la altitud de 4000, zona de dificil cultivo y condiciones de vida, entras en un valle verde, lleno de cultivos, de pueblos y de ruinas del imperio inca. Nuestra siguiente parada  fue en Pisa , donde se conservaban las ruinas de una fortaleza y varios templos, todo encaramado a una montaña con sus faldas escalonadas en terrazas o andenes de cultivo. No fueron tanto lo impresionante de las edificaciones si no el entorno lo que las hace impactantes.


Pisac

Vistas impresionantes de parte del valle sagrado.




Aunque medio enfermas todavia continuamos haciendo el idiota por toda ruina que pisabamos...


La puerta de la fortaleza, con esas piedras que tanto nos impresionaban a Bea y a mi y tan poco a Luis y Stef... que poca sensibilidad.


Siguiente parada en el valle: Ollantaytambo, puerta de entrada a la ciudad de Machu Picchu, pero en este caso fuimos para visitar las ruinas del pueblo que tambien son impresionantes. El pueblito actualmente se dedica en cuerpo y alma al turismo que va hacia Machu Picchu, 3000 personas oficialmente al día, mas de 6000 en realidad....
Además Ollantaytambo fue una de las fortalezas mas famosas porque aquí se ganó a los españoles durante la conquista del imperio Inca.... mal lugar para decir nuestra procedencia.

Bea molestando a Luis con las ruinas de Ollantaytambo al fondo

Entrada de la fortaleza, subir hasta arriba cuesta un esfuerzo considerable, que seguimos estando en altura.
Dificil no tener vertigo en estos sitios, los Incas no construían nada en plano parece ser.

Bea y yo demostrando nuestra admiración por los muros incas
Luis haciendo el inútil.... nunca supo apreciarlas.


Esta foto nos costó una bronca (mediante silbato) del guarda de seguridad.... no se os puede dejar solos...
La estupidez de turno en cada ruina




No todo son ruinas de fortalezas en el valle sagrado, tambien visitamos salinas, que se usaban antes del imperio inca y continúan en activo en la actualidad. En mitad de un barranco de tonos marrones aparecen estas piscinas blancas, redondeadas, con sus canales para distribuir el agua salada que surge en la parte mas alta.Visualmente espectacular



De aquí se extrae la famosa (o en breves lo será, la futura sal de moda) sal rosada de los andes, por el color que le aporta la tierra.

Por ultimo visitamos Moray, un extraño sistema de terrazas de cultivo circulares que los Incas utilizaban para estudiar el comportamiento de las plantas según luz y humedad, o eso se cree porque no dejaron nada escrito.

Aunque en las fotos parecen pequeños eran unas construcciones enormes, impresionaban muchísimo, pero no nos dejaron bajar hasta el centro.


Una vez   visitado casi todo el valle sagrado ya estábamos en contexto para ir a la ruina por excelencia: Machu Picchu! La idea original era caminar durante 4 días a través del paso de Salkantay (4600 m creo) y terminar visitando la ciudad. Pero el virus que trajo Stef (ya que fue el único que no se enfermó.....) afectó a Luis el día antes de empezar y lo dejó tirado en la cama.  Así que durante 3 días nos separamos, mientras Bea y Stef caminaban nosotros llegamos hasta ellos por la puerta de atrás de machu picchu, la opción B para evitar pagar trenes carisimos, pero muy utilizada actualmente.
Nos juntamos el día anterior a visitar las ruinas de la ciudad, pero no las teníamos todas con nosotros, porque en Cuzco y MP la población estaba de huelga para protestar por el intento de privatización de las ruinas de todo el valle sagrado... su razón tienen. Pero esto nos obligó a tener que coger un coche de noche para evitar los piquetes y subir caminando por las vías del tren, que en realidad fue un paseo de dos horas, así que ni tan mal.


Desde las vias del tren que rodean la ciudad desde abajo se ve lo que llaman el Inca dorrmido, hay que mirar la foto de lado, se ve??

Pasamos la noche en Aguas calientes, el pueblo que se encuentra a los pies  que vive exclusivamente del turismo, pero fue curioso verlo todo cerrado por la huelga.
No todo es mala suerte.... el día que teníamos las entradas compradas para entrar a MP la huelga ya había terminado, asi que no solo pudimos entrar, si no que había mucha menos gente que habitualmente, aunque mínimo eramos 500 personas a las 6 de la mañana viendo salir el sol.


El sol iluminando Machu Picchu


La verdad es que merece la pena a pesar de todo el chiringuito turistico que tienen montado alrededor, es espectacular.
Foto de grupo con el resto de compañeros de desventuras en el ascenso a MP.

Conforme iba saliendo el sol hicimos un recorrido de una hora por la ciudad, todos los rincones eran para fotografiar... aunque estábamos un tanto cansados por que para llegar a esa hora tuvimos que levantarnos a las 3:30, y de las explicaciones del guía sólo recordaremos que los incas no inventaron la rueda por que no les hacía falta y que las puertas se abrían hacia arriba en vez de hacia un lado. Síntesis de información.

Luis atento a la explicación del mecanismo de las puertas

Bea disimulaba el sueño que tenía

El sistema de terrazas de cultivo que rodea la ciudad y forma parte del sistema de contención de las construcciones sobre la montaña, aunque dicen que con tanto turista al día se está empezando a hundir y planean crear miradores en las montañas de alrededor y no poder pisar la ciudad.

El templo de las tres ventanas, el numero 3 tenía un significado especial, tres mundos, tres animales sagrados,....
No contentos con pasearnos por la ciudad decidimos subir a la montaña de machu picchu para tener vistas panorámicas, una subida de 500 m de desnivel en escaleras (incas por supuesto) bajo el sol... pero mereció la pena.


Desde arriba con las vistas increíbles de la ciudad y las montañas que la rodean, realmente está muy escondida.



Justo antes de irnos y que empezara a llover a mares encontramos una llama voluntaria para posar delante de Machu Picchu y sacar una de las mejores fotos del viaje, parece que debe de ser una habitual en el sitio, lo raro es que no pida dinero por dejarse fotografiar....


Después de semejante inmersión en la cultura Inca nos quedaba visitar juntos (porque Bea y Stef ya habían estado antes de encontrarnos en La Paz) la ciudad sagrada de Cusco, el centro del imperio.
Una ciudad de muros incas sobre los que se levantan iglesias coloniales, llena de casas con puertas incas y patios españoles, de calles adoquinadas y muros encalados mezclados con los restos de templos incas, un lugar de obligada visita.

La última ruina que visitamos fue la fortaleza de Saqsayhuaman (más conocida entre nosotros como sexywoman). antiguo centro defensivo de la ciudad de Cusco, hoy reducido a ruinas a costa de sacar sus enormes piedras para construir iglesias. Hay que decir que en este punto estábamos saturados de ruinas, y la pasamos un tanto por encima.

Con esto nos dimos por satisfechos de visita cultural de Perú y pusimos rumbo hacia la costa, sólo teníamos que cruzar los Andes y sus múltiples puertos de 4000 m, camino a Lima.


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