lunes, 24 de agosto de 2015

Norte Argentina

Tras la partida de nuestra mascota tocaba recomenzar el viaje en una furgo que todavia dió un poco la lata antes de andar corrrectamente, y recomenzar con nuestras rutinas de dos en un coche.
Ya que el avión de Inés nos había hecho ir a Córdoba aprovechamos para visitar la sierra cordobesa, que tiene un aire mediterráneo y no recordó mucho a nuestras casas. Nos iniciamos en la visita de la época colonial con las primeras Estancias jesuíticas en Caroya, ubicadas en mitad del Camino Real, que utilizaban los Incas para controlar el imperio.
Patio central de la estancia de Caroya, recuerda mucho a la arquitectura española, incluso con naranjos en el patio
Córdoba tierra de caballos, en los pueblos hay ferias anuales, doma,...
Recomenzamos con la búsqueda de sitios para dormir, encontrando lugares como este, en el cristo de los granados de Villa Tulumba.


De Córdoba continuamos hacia el norte, pasando por Catamarca y de alli iniciamos la subida a las alturas andinas para meternos en los valles Calchaquies.

Nos metimos en la quebrada del rio Sosa, una subida de 20 km en mitad de un selva subtropical.
Sin embargo, al llegar arriba, ya a 2000 metros sobre el nivel del mar, en Tafí del Valle la vegetación casi desaparece.

En Tafí del Valle descubrimos lo que es el viento Sonda, un viente muy fuerte y muy caliente que tiró los escasos árboles que hay en el pueblo y nos metió en un verano repentino de 35 grados.
Ese día decidimos dormir lejos de cualquier árbol o poste de luz, despues de ver lo que habia pasado la noche anterior
Aunque seco, el paisaje de los Andes desde Tafí del Valle es increible.

Continuamos desde Tafí hacia las ruinas de Quilmes, y al pasar uno de los puertos vimos que el valle el  famoso viento sonda continuaba y levantaba una nube de polvo que nos lleno por completo de tierra todo el coche.

En medio de toda esa nube de polvo se encontraban las ruinas de la antigua ciudad de Quilmes (sí, fue un pueblo originario antes que la famosa cerveza....).
Unas ruinas impreionantes por su ubicación a los pies de un cerro, pero sobre todo por el aspecto solemne que le dan los cactus (cardones) que crecen entre las piedras y por las yamas que había sueltas.

No estaba muy segura de que no me fuera a escupir.....




Las ruinas de la ciudad de Quilmes


Los impresionantes cactus tipo Cardon que crecian entre las rocas fueron de lo que más nos impresionó.


Vista pannorámica de las ruinas

Desde Quilmes continuamos hacia Cafayate, donde del paisaje subdesértico y de cactus pasamos a encontrar viñas y frutales, eso si, combinados con cactus. Cafayate nos sorprendió siendo un pueblito lleno de bodegas de vino Torrrontés y muy muuy turístico, pero  mantiene el encanto,

 Aprovechamos para subir por una pequeña quebrada con casacadas y cactus, una combinación un tanto atípica.
 
A Lluis le encanta poner fotos de comida, en este caso para demostrar que probamos lo típico de la zona: cerveza de Salta (la capital) y YAMA! 



De Cafayate decidimos seguir por la carretera de ripio que recorre los valles Calchaquies, llamados asi por el pueblo originario que los habitaba. La ruta pasa por formaciones rocosas increibles, por pueblitos aislados y por secarrales, todo a más de 30 grados a la sombra en pleno invierno....
 En este inesperado veranilllo aprovechamos para sentarnos a ver la puesta de sol

 
No podiamos dejar de hacer fotos



 El paisaje de la ruta 40 en su paso por los valles calchaquies
 Parece que a alguien se le cayeron las fichas de dominó apiladas

Paramos a comer en medio de la ruta


 La ruta 40 nos llevó hasta Cachi, el más grande de los pueblos calchaquies con su plaza de época colonial.
 Argentina tiene campings municipales en cualquier pueblito, lo que nos va perfecto para pasar la noche

Desde Cachi tocaba bajar de los 3290 metros de altura a Salta, por la impresionante cuesta del obispo, menos mal que esta vez la furgo iba de bajada, por que la pobre Chewaka en las subidas se nos apura y se recalienta.... 



Un beso desde Argentina!!

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